Estamos transitando el principio
de una nueva era en la que es más importante que nunca comprender que el cuerpo
físico es de suma importancia hacia el despertar de la conciencia.
A través de él podemos manifestar
nuestro estado mental, emocional y energético, por lo tanto, es muy importante
mantenerlo limpio y en forma para que los diferentes cuerpos dancen en armonía.
Una persona feliz es fácil de
percibir a través de su cuerpo físico, pues es el primer plano expresado en la
dimensión en la que estamos viviendo. Más allá del cuerpo podremos, si
prestamos atención, percibir dicha felicidad en sus otros cuerpos, debido a que
todos ellos danzan unidos.
Todos hemos vivido la sensación
que nos queda cuando hacemos algo sin desear hacerlo, cuando tratamos de
engañarnos diciendo que nos sentimos bien a pesar de no ser así o cuando
evitamos enfrentarnos a algo que nos demanda energía desplazando nuestra
atención. En todos estos casos, el cuerpo físico manifiesta dicho bloqueo de
una forma u otra, por ejemplo, a través de una enfermedad de la piel, de una
depresión o de cualquier otra enfermedad conocida.
Nuestra relación con el medio en
el que vivimos comienza con nuestro cuerpo físico y se va trasladando a los
demás de una forma instantánea, terminando por ser una danza constante que
viene teñida de sensaciones que nos transmiten las experiencias que vivimos.
El cuerpo físico es el primer
cuerpo sobre el que tenemos que trabajar comprendiendo como funciona, pues, en
cuanto comenzamos a mejorar nuestra comunicación con él, comenzamos a conectar
con mucha más intensidad con los demás.
Preguntémonos cómo nos sentimos y
observemos el cuerpo para ver como expresa dicha sensación de forma espontánea.
Podemos tratar de engañarnos pero el cuerpo desnuda nuestra alma
instantáneamente.
De ahí la eficacia de tener una
serie de prácticas personales que nos ayuden a estar en armonía con el cuerpo.
Cuando uno añade a su forma de vivir hábitos saludables y armonizadores que estén
estrechamente dirigidos al bien del cuerpo, nuestra vida comienza a mejorar.
Somos agua, tierra, fuego, aire y
espacio y dichos elementos tenemos que mantenerlos en armonía para nuestro
bienestar. Parece ser que venimos al mundo con una relación base de estos
elementos, los cuales, tenemos que mantener en armonía para que nuestro cuerpo
físico esté bien. Las diferentes sensaciones que vamos viviendo durante el día
afectan a dicho equilibrio. Por ejemplo,
la ira eleva el fuego, la depresión aumenta la tierra, la hiperactividad genera
viento y así hasta cientos de sensaciones con las que vamos a ir caminando
durante nuestra vida.
Es importante tener una práctica
personal que nos permita ser conscientes de la sensación que estamos trabajando
en cada instante, pues, de no equilibrar dicha sensación podríamos estar
entrando en un desequilibrio que más tarde el cuerpo sufre y manifiesta en
forma de enfermedad.
El yoga es un arte muy completo
que trabaja todos y cada uno de los cuerpos, sin descartar ninguno de ellos, comenzando
con el primero, el cuerpo físico. Las diferentes etapas de la práctica nos
invitan a transitar el conocimiento sobre nosotros mismos desde el cuerpo
físico, hasta el cuerpo mental, emocional y energético.
Recordemos lo importante que es
admitir que nuestro cuerpo físico es el puente hacia los demás cuerpos, siendo el primer y más rápido de percibir en la
dimensión material en la que nos encontramos. Por eso es tan importante
prestarle atención, darle lo que necesita y mantenerlo sano para poder elevar
nuestra energía hacia plano espirituales, elevados y lleno de luz.
El cuerpo físico es el puente a
través del cual podemos despertar del sueño en el que la mente nos invita a
estar. A través de su conocimiento podemos elevar nuestro poder personal,
nuestras virtudes y potencialidades.
Alimenta, observa y proyecta tu
cuerpo físico de una forma consciente, responsable y despierta.
Un abrazo de luz.