Vivimos tiempos donde cada vez es
más necesario recuperar el bienestar. Gracias al sistema donde vivimos, cada
vez son más los casos de personas que pierden el rumbo o que sobrepasan el
límite de estrés que el cuerpo puede soportar, dando lugar a estados de
tristeza, desesperanza y desconexión con la verdadera naturaleza del ser
humano.
Pero, ¿dónde está la solución?
Lo primero que necesitamos es ser
consciente del sufrimiento que arrastramos, del malestar en el que estamos
embutidos y de la desconexión a la que hemos llegado. Una vez que somos
conscientes de nuestro constante malestar podemos comenzar a dar pasos hacia
una nueva situación, descubriendo sobre la marcha, los elementos que debemos
poner en juego para evitar volver al extremo donde nos encontrábamos.
¿Eres consciente de que estás
acelerado, de que eres infeliz y de que tu vida es un caos que no te permite
estar bien? Este es el primer paso que hay que dar para poder volver a conectar
con nuestra verdadera naturaleza divina, en la que la dicha es el estado
normal.
La práctica diaria de yoga nos
proporciona la oportunidad de ser conscientes del estado físico, mental,
emocional y energético en el que nos encontramos.
Por otro lado, el bienestar que
proporcionan las sesiones, además de la concentración que nos exige en la
respiración, control mental y emocional, nos ayuda a recuperar el equilibrio que necesitamos tener para
crear una frecuencia energética saludable en la que podamos estar felices.
Si aún sigues escuchando en tu
cabeza “tengo que cambiar mi vida” es que aún no has comenzado a transitar el
sendero hacia ese cambio, sino que, estás observando una parte de tu malestar y
sufrimiento.
En cuanto comiences con tu
práctica personal, dicho pensamiento será relevado por otros como “Soy
consciente de que mi estilo de vida es insalubre y de que ya estoy cambiándolo”
“Soy consciente de que debo respirar conscientemente para estar mejor” o
incluso el que llegará más adelante con la práctica “Ahora sé cual es el camino
y sólo debo seguirlo”.
Gracias a tu practica, cuerpo,
mente, emociones y energía irán reencontrándose en un estado de ser, presente y
sosegado, que se manifestará en una mayor facilidad para comprender, proceder
con compasión, sonreír, abrazar y por supuesto, manifestar amor con mayor
fluidez en todo lo que piensas, comuniques y hagas.
El camino hacia la mejora hay que
comenzarlo desde los sencillos pasos que te va a ir invitando a hacer tu práctica
personal, pues, el sólo hecho de hacer yoga todos los días te va a obligar
a hacer algunos cambios importantes en tu vida actual, dando lugar a otros poco
a poco que te permitirán crear pilares sólidos sobre los que apoyar una vida
sencilla, dichosa y llena de armonía.
Con el tiempo tendrás la sensación
de querer hacer modificaciones en tu alimentación, en tus hábitos
de vida, amistades, entre otros. Y es que la vida se apoya en esas cosas que “parecen
insignificantes” pero terminan siendo esenciales como son ser más consciente de
la respiración, rodearnos de personas que aman desde el corazón a pesar de
haber estado heridas, tomar alimentos energéticos que lleven la fuerza de la
madre Tierra y respeten la vida de otros seres como nosotros, sonreír por saber
que la risa sana y amar por el placer de poner en práctica algo que nos ha sido
concedido por la divina energía creadora.
Te amo.