del ashtanga y, sin embargo, creo que merece la pena una reflexión, puesto que nos coloca en un lugar que, considero, no nos conviene.
Cuando uno comienza a practicar ashtanga yoga, lo habitual es que el profesor vaya añadiendo asanas nuevas a la práctica del alumno, cuando considera que está preparado para asumir los nuevos retos que la próxima postura conlleva. Y esta, entre otras, es la tarea del profesor, no del alumno. El alumno, idealmente, sólo debe encargarse de realizar las asanas que ya son parte de su práctica con la mayor concentración y profundidad posibles. Y confiar en que el profesor añadirá más posturas cuando lo considere adecuado o necesario. También es importante aclarar que no todos los días son propicios para añadir posturas, y esto tiene que ver mucho con temas complicados (como la astrología o las fases lunares), físicos (con el efecto que las posturas anteriores están teniendo en el practicante) y mentales.
Es normal que uno, durante el proceso, tenga ganas de nuevos retos, o se deje llevar por la tendencia de nuestra sociedad de querer más y más..... pero eso no tiene nada que ver con la práctica del yoga. De hecho, es justamente lo contrario al yoga.
Como algunos ya saben, la práctica del yoga es mucho más que hacer posturas. Esta práctica está sostenida por una filosofía que nada tiene que ver con hacer gimnasia mecánicamente. y precisamente uno de los puntos de esa filosofía, que podemos encontrar en los NIYAMAS, habla de cultivar "Santosha" como manera de apuntar a lo que precisamente apunta la práctica del yoga: conseguir un estado de conciencia plena, sin perturbaciones, sin distracciones. "Santosha" significa "contentamiento", es decir, aprender a estar contento, satisfecho, con lo que tenemos. Esto no significa convertirse en alguien apático, conformista, etc.... pero sí que implica poder valorar lo que ya hay en nuestra vida, en lugar de darlo por sentado sin valorarlo y poner toda nuestra energía en lo que aún queda "por conseguir"
Cuando uno comienza a practicar ashtanga yoga, lo habitual es que el profesor vaya añadiendo asanas nuevas a la práctica del alumno, cuando considera que está preparado para asumir los nuevos retos que la próxima postura conlleva. Y esta, entre otras, es la tarea del profesor, no del alumno. El alumno, idealmente, sólo debe encargarse de realizar las asanas que ya son parte de su práctica con la mayor concentración y profundidad posibles. Y confiar en que el profesor añadirá más posturas cuando lo considere adecuado o necesario. También es importante aclarar que no todos los días son propicios para añadir posturas, y esto tiene que ver mucho con temas complicados (como la astrología o las fases lunares), físicos (con el efecto que las posturas anteriores están teniendo en el practicante) y mentales.
Es normal que uno, durante el proceso, tenga ganas de nuevos retos, o se deje llevar por la tendencia de nuestra sociedad de querer más y más..... pero eso no tiene nada que ver con la práctica del yoga. De hecho, es justamente lo contrario al yoga.
Como algunos ya saben, la práctica del yoga es mucho más que hacer posturas. Esta práctica está sostenida por una filosofía que nada tiene que ver con hacer gimnasia mecánicamente. y precisamente uno de los puntos de esa filosofía, que podemos encontrar en los NIYAMAS, habla de cultivar "Santosha" como manera de apuntar a lo que precisamente apunta la práctica del yoga: conseguir un estado de conciencia plena, sin perturbaciones, sin distracciones. "Santosha" significa "contentamiento", es decir, aprender a estar contento, satisfecho, con lo que tenemos. Esto no significa convertirse en alguien apático, conformista, etc.... pero sí que implica poder valorar lo que ya hay en nuestra vida, en lugar de darlo por sentado sin valorarlo y poner toda nuestra energía en lo que aún queda "por conseguir"
Cuando uno pone tanto peso en el "consumismo" de asanas, empieza a trivializar la práctica, a convertirla en un ejercicio físico con la posibilidad de un "premio egóico" al final de la sesión. Y esto no es bueno ni malo, es simplemente una distracción más de la mente. Y a donde apuntamos con el yoga es a conseguir eliminar todas esas distracciones. En otras palabras, es mejor hacer menos y con profundidad y conciencia, que hacer mucho de cualquier manera, como si fuera una carrera para ver si, al final de la misma, me llevo mi premio en forma de "nueva postura". Esto hace que uno no esté momento a momento, perdiendo la posibilidad de practicar el control mental y la concentración, y favoreciendo mucho la posibilidad de una lesión, al no estar la mente implicada en lo que se está haciendo en el momento
Tu práctica es tu trabajo diario de limpieza energética, física y mental. Úsala como tal, sin más expectativas, y confía en que tus profesores siguen con conciencia tu proceso. No hagas nuestro trabajo, este espacio es para que tú te encargues de lo tuyo, y nosotros de lo nuestro. Cuando consideremos que estás preparado para añadir una nueva asana a tu secuencia, te lo haremos saber. Y no creas que eso es "avanzar", porque no lo es en absoluto. Hay practicantes que son increíblemente avanzados en yoga sólo practicando los saludos al sol, mientras que otros que realizan series muy avanzadas pueden estar practicando como absolutos principiantes. NO ES CUÁNTO HAGO, SINO CÓMO LO HAGO. Llegar a comprender esto puede llevar muchos años, muchas frustraciones y muchas lesiones..... pero si uno persevera, lo acabará comprendiendo. A veces, un recordatorio ayuda.... ¡por eso os escribimos esto!
Te animo mucho a que en tu próxima práctica te concentres SOLAMENTE en el trabajo concreto que ya debes saber: conseguir sonido en tu inhalación y exhalación, conseguir que ambas duren lo mismo y que CADA movimiento dure lo mismo que cada respiración. Buscar activar tus bandhas en cada momento, cada movimiento y postura. Y usar los dristhis también en cada momento. Practicar con calma y con conciencia. Intenta, si es posible, no darte ni siquiera cuenta de quién tienes delante o al lado (eso si, respeta su espacio, sé consciente que que hay alguien ahí, pero sin centrar tu atención en quién es o qué está haciendo). Date la oportunidad de hacer una práctica profunda y calmada, y cuando veas a dónde puede llevarte ese estado, cada vez lo buscarás más y más..... Y cuando llegues a tu última postura, coge tu esterilla y ve a la zona de relajación final, sin esperar más de lo que ya tienes. Pon el peso en hacer correctamente y con profundidad lo que ya haces. Pon tu mejor esfuerzo en el trabajo y conténtate con el resultado, sea cual haya sido. Te aseguro que es la receta para mantener esta práctica de por vida. ¡Y para poder disfrutarla!