Apostar por la verdad, por ser honestos y
manifestarnos desde nuestra esencia no es habitual en un mundo donde ser buenos
es sinónimo de debilidad, confiar en el otro es un riesgo de ser herido y donde
dar lo mejor de uno mismo no es compatible con estar en alerta dispuesto a
luchar con los demás para conseguir lo que te propongas en la vida.
Usar la verdad requiere iniciativa, disciplina y
perseverancia, una preparación personal y una serie de condiciones energéticas
que permitan que los pensamientos, palabras y actos estén bajo el tinte de la
veracidad.
El ritmo en el que vivimos es de suma importancia de
cara a la forma en la que nos relacionamos con el medio. La veracidad, en todas
sus formas, se mueve en una frecuencia relajada, pacífica, que no tiende a la
necesidad de agradar a los demás, de tener razón o de ser comprendido. Cuando
uno se muestra desde su verdad interior, no necesita verificar fuera si lo que
está diciendo es "bueno" "malo" "útil"
"práctico" o cualquier otra forma de evaluar lo que se está diciendo,
ya que al expresarse desde la verdad interior, la propia fuente que emite ya
está asegurando la no necesidad de dicha evaluación, sino que, el mensaje ya ha
sido cribado y filtrado por la atención de estar siendo manifestado desde la
voz interior.
Seguro que en alguna ocasión has vivido la experiencia
de decir algo con el total convencimiento de sentir haber expresado algo cierto
y sentido por una parte de ti muy íntima y verdadera. ¡Eso es verdadero! Aunque
comprendo que a la velocidad que vivimos sea complicado mostrarnos desde el
alma y no desde la confusa, estresada y siempre competitiva y agitada mente.
Quizá el primer paso sea aprender a ser sinceros con
nosotros mismos para, desde ahí, poner
en juego la sinceridad con los demás. Algunas sugerencias para que consigas
aumentar la veracidad en lo que piensas, comunicas y haces son:
1.
Practicar
estar más tiempo en el instante presente, evitando perderte en el pasado o en
el futuro.
2.
Escuchar
más y hablar menos. En el proceso de escuchar es más fácil observar y
observarse cuando nos relacionamos con los demás.
3.
Conectar
con nuestra sensación interior para saber si estamos siendo sinceros y si
estamos transmitiendo desde la voz del corazón, la cual, siempre viene teñida
de veracidad. Si te sientes bien, estás conectado con la fuente y la
inspiración del corazón, de lo contrario, te estás alejando.
Manifestarnos desde la verdad interior tiene mucho que
ver con la comunicación que se produce desde el silencio de la mente. Pero,
¿cómo conseguir silenciar la mente en un medio donde hay tantas interacciones
por minuto? Tendremos que crear un medio en el que las distracciones sean las
justas, para que nos sea más fácil tender al silencio en todo lo que hagamos.
Una de las formas más eficaces de conseguir conectar
con la verdad interior es habituarnos a hacer una sola cosa cada vez, es decir,
concentrarnos en lo que estamos haciendo y terminarlo sin caer en la tentación
de distraernos con otra cosa. De esta forma comenzamos a crear el espacio
necesario para escuchar la voz interior que siempre es verdadera y útil para
nosotros mismos, la cual, se nutre de nuestras verdaderas necesidades
interiores.
Cuando nos expresamos con la verdad, la inmediata
sensación es el bienestar, la tranquilidad y la calma. Si no sientes esto,
debes considerar la posibilidad de no estar usando este sendero. Cuando nos
expresamos con veracidad, la intención de nuestra forma de vida es transparente
para el receptor dejando claro cuales son los motivos que nos mueven en la
vida, en ese mismo instante.
Todo es una práctica y los caminos del yoga necesitan
disciplina y perseverancia, aunque lo más importante es comenzar y persistir,
hasta que todo vaya tomando forma.
Las recompensas de elegir crecer en esta filosofía de
vida es indescriptible.
Un abrazo.