Vivimos momentos en los que tener
una práctica personal es necesario para poder caminar de forma paralela al
ritmo que el trepidante sistema de vida actual imprime a nuestras vidas.
Son cada vez más las personas que
se acercan al mundo del yoga con la intención de encontrar esa fuente de luz y
armonía que tanto necesitamos todos para, por fin, sentir la calma necesaria que
nos ayude a disfrutar de la oportunidad de vivir.
Sin embargo sigue ganando la
partida la necesidad de mejorar nuestro estado físico y la creencia de que para
sacar rendimiento de la práctica es necesario “tener la sensación de haber
hecho algo” durante la sesión. Ya sabéis a que me refiero y no es otra cosa que
eso que sentimos cuando vamos a correr, escalar o hacer alguna actividad en la
que, al terminar, sentimos esa sensación de relajación por el esfuerzo desarrollado.
Es como una mezcla de agotamiento y relajación que, en la mayor parte de las
ocasiones, confundimos con la verdadera sensación de calma y bienestar de una
adecuada práctica de yoga.
Con esto no quiero decir que en
muchas ocasiones y debido a la relación entre nuestro estado físico-mental y la
estructura de la sesión en la que participemos podamos terminar sintiendo la
sensación de estar agotados más que relajados, y sin embargo, existe una forma
para, independientemente de tu estado físico-mental, la sesión, el estilo o el maestro
con el que estés, sacar siempre una muy buena sensación de haber trabajado cuerpo
y mente, además de sentir una profunda sensación de paz interior al terminar la
sesión sin necesidad de generar estados de esfuerzo excesivo y agotamiento.
Para que, hagas la sesión que
hagas, independientemente de tu estado de forma física y mental, consigas sacar
el mejor partido de la práctica de hatha yoga, vas a tener que poner en
práctica un elemento fundamental durante toda la sesión, la respiración
consciente, equilibrada y profunda.
La respiración es el pilar más
importante de la práctica, sin el cual, no podremos encontrar los verdaderos
beneficios de la práctica. Es habitual hablar de él al principio y luego entrar
de lleno en las posiciones para caer en la tentación de generar estados de
agotamiento similares a los que encontramos cuando hacemos ejercicio físico ,
creyendo que dicha sensación de “paz” es lo que proporciona el yoga, cuando lo
que estamos consiguiendo es desgaste físico y mental.
Por lo que apunto que es de
esencial importancia hacer continuo hincapié y memoria de la importancia que
tiene la respiración consciente y equilibrada durante todas y cada una de las
sesiones de hatha yoga que pongamos en práctica.
La ejecución de una posición
debe ir apoyada en tres pilares, la correcta técnica de la posición,
estabilizar y parar dentro de ella para trabajar la observación y, la más
importante, aplicar una respiración consciente, equilibrada y fluida que nos
demuestre que estamos haciendo un trabajo de calidad.
La respiración decidirá el tiempo
mínimo y máximo que podemos estar en una posición, al igual que nos ayudará a
avanzar en la senda de la práctica sacando el máximo beneficio de este arte en
todos sus aspectos, es decir, en la práctica de las posiciones o ásanas, como
en los ejercicios de limpieza, en los ejercicios de pranayama o respiratorios como en las demás sendas que
marca la práctica.
Por lo tanto recuerda, en todas y
cada una de las posiciones que hagas, poner en práctica una respiración de
calidad, siempre, recordando que este es un elemento imprescindible para
avanzar, mejorar y descubrir la esencia de la práctica de yoga.
Un saludo.