Este asana, por muchos
practicantes conocida, requiere cierto grado de constancia para lograr
realizarla de forma completa pero, con un poco de disciplina, perseverancia y
las pequeñas indicaciones que voy a ir comentando podemos lograr realizarla
correctamente y así recoger sus profundos beneficios.
A simple vista puede parecer una
posición sencilla pero, el intenso estiramiento de la parte posterior del
muslo (isquiotibial), de la parte inferior de la espalda (cuadrado lumbar e
iliocostal) y del gemelo, dificultan mucho la posible “comodidad” al permanecer
en el asana completo, por lo que en muchas ocasiones es muy útil tener un apoyo
o ladrillo de goma o similar que permita un apoyo de la mano más cercana al
suelo para así limitar un poco el profundo estiramiento de las zonas antes
indicadas.
Como se puede percibir en la foto
los cuadriceps están activos en ambas piernas y los músculos abdominales (sobre
todo el transverso y oblicuo) trabajan con intensidad permitiéndonos el giro del
tronco hacia arriba.
El deltoides (músculo principal
del hombro) trabaja tanto en apoyo, en el brazo que está abajo, como en
elevación para conseguir que el brazo que se proyecta hacia arriba consiga, no
sólo adquirir el alineamiento vertical con respecto al que está abajo, sino,
oxigenar y fortalecer todo el hombro.
El triángulo es un asana de
trabajo oblicuo o lateral con suave giro de cadera, lo que nos ayuda a
fortalecer las caderas, a mantener joven y vital el nervio ciático, pero sobre
todo, a alinear la cadera, las rodillas y el tobillo, fortaleciendo así nuestro
tren inferior y facilitándonos disfrutar de estar de pie, caminando o
realizando algún esfuerzo con las piernas.
Un asana que podemos incluir en
nuestra sesión particular poniendo mucha atención en conseguir alinear el tronco con respecto a la línea que marcan los talones (estabilidad) que es la parte más complicada de su desarrollo.
La respiración que podemos
incluir en este asana, puede ser en cintura abdominal o completa, por la
sencilla razón de que la posición va a exigir un esfuerzo grande si tratamos de
llenar los pulmones con los músculos intercostales. Podemos comenzar con
cintura abdominal y más adelante ir metiendo una respiración completa que nos
proporcione una mayor dificultad y por lo tanto nos conceda la posibilidad de
aumentar nuestra concentración y nuestro control sobre el cuerpo.
Recuerda que “más vale un gramo
de práctica que mil kilos de teoría”.
Un inmenso abrazo.